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jueves, 20 de febrero de 2014

Entrevista con Carlos Jiménez Macías



“Si volviera a nacer sería como soy… además periodista y comunicólogo”


Por Catalina Ángeles Valencia


Disfruta del ayer, lo platica sin cortapisas: “son mis raíces, mi fortaleza y punto de partida de lo que hoy soy”…Cónsul General de México en Chicago, Illinois, Estados Unidos de América.
“S
iempre he creído que ser dirigente sindical es la mejor universidad de la vida para construirse una conciencia social personal; para aprender que la política es el arte de lo posible y no siempre de lo deseable; para instruirme que, en política, hay tres requisitos que me recomendó seguir mi padre y llevan las tres “p”: prudencia, paciencia y perseverancia. Estas recomendaciones  son las normas que rigen mi vida”.
No se puede ser líder, explica, si no somos capaces de concebir lo que siente alguien que apenas le alcanza su salario para sostener a su familia; o de aquel que se pasa la vida esperando que le den mejores oportunidades en su empleo; o cuando un funcionario o autoridad le violenta sus derechos.
En suma, no puede ser líder sindical quien no haya tenido la capacidad de aprender de los demás que el signo de la dirigencia gremial es la lucha por una vida mejor del trabajador, asegura.
Para Jiménez Macías tener conciencia social es pasión, es entrega, es enjundia; es tener una gran voluntad para luchar en contra de muchos obstáculos que cada vez tienen los sindicatos y los líderes. Por ello, el dirigente tiene que tener una formación sindical; un sentido de solidaridad y sustento en la base trabajadora. 
¡Qué historia!
“Mi origen es humilde, mi primer trabajo fue como cerillo en una tienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en San Luis Potosí y no me da vergüenza confesarlo”.
Desde entonces a la fecha han pasado 51 años y el licenciado Carlos Jiménez Macías revive, se explaya y se sumerge en sus recuerdos, en sus juicios y “con mucho orgullo” sostiene: “llevo el liderazgo en la sangre, ya que mi padre también fue dirigente sindical y toda su vida laboral estuvo en el servicio público,  primero como telegrafista, después como cartero, para luego ser agente postal ambulante en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)”.
Afirma que tiene en las venas  la lucha por los trabajadores, primero de su progenitor y luego por la fecha de su nacimiento, el 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo. “De niño notaba que en mi casa muchos trabajadores iban y venían, porque en aquellos tiempos los sindicatos no tenían sedes, no tenían edificios, por eso mi padre atendía a mucha gente en casa. Escuchar a los dirigentes discutir y organizarse se me fue metiendo en la piel”.
Delegado y líder seccional  
Poco después de ingresar al ISSSTE, y con tan sólo 17 años, lo eligen como delegado sindical. A principios de la década del 70 se involucra en la lucha por democratizar a la Sección XXIX de San Luis Potosí, porque su dirigencia se había inmovilizado, ya que desde su creación no se convocaba a la renovación de la Sección y en 1974, impulsado por la “Tía Chuy” –líder innata- gana la Secretaría General Seccional.
Jiménez Macías recuerda con nostalgia: “junto con mis compañeros de San Luis Potosí conocimos al doctor Carlos Riva Palacio Velazco cuando era Secretario de Actas y Acuerdos del Sindicato Nacional de Trabajadores del ISSSTE (SNTISSSTE), 1972-1975, cuando llegó a presidir una reunión en donde la disidencia –que éramos mis compañeros y yo- nos maltrató un poco”.
Rememora: “cuando tomo la palabra, creo que por mi juventud  me le fui a la yugular, le dije hasta de lo que se iba a morir, pero era en buen plan. Le sostuve que no podía ser posible un sindicato anquilosado y antidemocrático en la Sección XXIX, entonces el doctor Riva Palacio tuvo el acierto de entender que nuestra lucha era justa”.
En esa caldeada asamblea, es como se inicia el acercamiento de los dos Carlos, Riva Palacio y Jiménez. “Después de ahí, el doctor Riva Palacio nos invita a cenar a las cabezas de ese movimiento y ahí nos dice, veo que te crees muy revolucionario, pero las cosas no van a cambiar si sigues así, si siguen ustedes desde abajo, gritando, aventando cosas –por decirlo de alguna manera- no van a llegar a ningún lado, por qué mejor no le entran a la lucha formal y contiendes para la dirigencia”.
Después de esto, dice Jiménez Macías, como a la semana llega a mi casa la famosa “Tía Chuy”, además de su grupo de enfermeras que lideraba, las acompañaban médicos, trabajadores administrativos y de intendencia. Ahí, es donde me convencen de que yo debía ser el candidato a la dirigencia”.
Recuerda que en un encuentro de Secretarios Generales Seccionales con el doctor Julio Cortazar Terrazas en el Distrito Federal, y todavía faltando mucho tiempo para el cambio de la dirigencia nacional, “me levanto y digo que como el próximo año la dirigencia va a cambiar, el mejor candidato que podemos tener es el doctor Carlos Riva Palacio”.
Continúa, “él estaba ahí, me agarra y reclama: no me hagas eso barbón, me has dado un fuerte golpe, brutal, eso me puede costar todo, van a decir que ya me estoy lanzado, de aquí empieza mi historia en el Sindicato Nacional”.
En el IV Congreso Nacional Ordinario (1975) celebrado en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde el  doctor Carlos Riva Palacio es elegido Secretario General del SNTISSSTE, “me  invita a integrarme a su Comité como Secretario de Trabajo y Conflictos en Asuntos Foráneos, grande fue mi
Lic. Pedro Ulloa Lugo, Dr. Hiram Landeros y Lic. Carlos Jiménez Macías, integrantes del Triunvirato que sustituyó al Dr. Carlos Riva Palacio Velazco en la dirigencia del SNTISSSTE.
 sorpresa, pues por edad pensaba que sería el Secretario de Acción Juvenil”. Un año después de estar al frente del Sindicato, Riva Palacio Velazco solicita licencia para ocupar la dirigencia nacional de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE). Carlos Jiménez Macías, junto con el doctor Hiram Landeros Buentiempo y el licenciado Pedro Ulloa Lugo, integran lo que se llamaría el triunvirato para conducir los destinos del SNTISSSTE, 1976- 1977.
Sus inicios como representante popular  
El doctor Carlos Riva Palacio Velazco, “me abre el camino de lo que hoy soy”. Carlos Jiménez Macías es el Secretario General más joven que ha habido, tanto en el SNTISSSTE como en la FSTSE, a donde llegó a los 32 y 42 años, respectivamente.
Además de haber ocupado en tres ocasiones un curul en la Cámara de Diputados y un escaño en dos Legislaturas en el Senado, reconoce en Riva Palacio Velazco el principal impulsor de su carrera política, aparte de haber sido su “maestro y amigo”.
Hoy a Jiménez Macías sólo le falta ocupar la Dirección General del ISSSTE, su máximo anhelo, ya que “fue mi punto de partida y quiero que sea mi punto de regreso, espero no morirme en ese anhelo”; para lograr lo que su principal  mentor y descubridor sindical Carlos Riva Palacio Velazco logró: ser Secretario General del SNTISSSTE, líder de la FSTSE y titular del ISSSTE.
Su arribo a la dirigencia del SNTISSSTE  
Carlos Jiménez Macías refiere “yo me dije, si a mí me vieron características, cualidades o capacidades para formar parte de este triunvirato es que puedo ser Secretario General. Me lo propuse como una de mis metas más grandes de mi vida, porque tenía siempre presente que llegué al ISSSTE como un modesto cerillo y como un modesto auxiliar de intendencia que limpiaba los pisos”.

Y como dice: “provenía de una modesta familia integrada por siete hijos. Siendo muy joven yo no trabajé por gusto, lo hice por necesidad como lo hicimos todos en mi casa. Me propuse y supe que las jornadas no tenían límites, que había que sacrificar cosas personales, pero que las satisfacciones serían enormes”.
Afirma que cuando alguien tiene la prudencia necesaria para actuar con rectitud y con honestidad, se tiene también el respeto de los demás. Entonces comenzó a trabajar en el sueño de alcanzar la Secretaría General del SNTISSSTE. “Más allá de que fuera una decisión política, estaba convencido de que tenía que trabajar mucho”. “Hay quienes creen que pueden y deben ser dirigentes de un sindicato porque son amigos de, o por estar cercanos al dirigente en turno, y a mí me parece que eso es un error muy lamentable, si no se complementa con el quehacer sindical desde y con la base trabajadora”.
“El doctor Domenzáin Guzmán fue importante para que fuera Secretario General en 1982, pero también hice todo lo que me tocaba, porque siempre he creído que las cosas que uno se propone hay que luchar con fuerza para lograrlas; capacidad y pasión por alcanzarlas; y aunque no las alcances te puedes ir con la satisfacción de que hiciste lo que te toca hacer, si no se dio, es que  estaba más allá de mis posibilidades”.
Reconoce que fue muy amigo del doctor Riva Palacio, “creo que me estimó mucho, pero también me había ganado a pulso el reconocimiento y el respeto de los trabajadores, porque siempre fui luchador de frente”.
Sindicalismo federado  
Soy el dirigente más joven que ha tenido la FSTSE, llegué a los 42 años. Tenía un compromiso con el cambio. Lo que dijo Salvador Allende, personaje que ha impactado en mi vida, cuando se dirigió a los jóvenes en la Universidad de Guadalajara: “ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”.
“Siempre que llegué a un cargo, y siendo tan joven, sabía que mi compromiso era el cambio, porque revolucionario es cambiar. Siempre dije, revolucionemos al sindicalismo, hagámoslo más democrático, hagámoslo más auténtico, luché por eso. Revolucionemos también la relación laboral. Seamos trabajadores más productivos”.
Por ello refiere que cuando llega como líder de la FSTSE, 1992-1995, “echamos a andar el Primer Acuerdo de Modernización y Productividad con el Presidente Ernesto Zedillo.
Soy un convencido de que los trabajadores tienen que ser más productivos, pero también he sostenido que tienen que ser mejor pagados, porque no es justo que se quieran cambiar el estado de las cosas y a todos se les exija, pero si no cambian las autoridades y las normas, pues esto no es posible”.
Si volviera a nacer  
Iba por media hora de entrevista, pero eran muchos los recuerdos del licenciado Carlos Jiménez Macías el tiempo transcurrió tan rápido que para estos momentos sólo podía hacer una pregunta más. ¿Qué le gustaría ser, que todavía no ha logrado?
Siempre he dicho que soy un comunicador frustrado, no porque no haga de mi vida una actividad de comunicación todos los días. Creo mucho en la comunicación humana y es mi pasión y no quiero dejarla como algo que se puede tomar como hobby, sino que se ha convertido en otro ímpetu de mi vida.
Por ello, “la comunicación es una de mis pasiones, por eso me hice el propósito de estudiar más, después de vejez viruela. Llevo seis cursos en la Universidad de Washington, Estados Unidos, sobre marketing político y comunicación política, creo que cuando me corran de la política me voy a dedicar a la consultoría, porque creo que la comunicación es un instrumento fundamental del ser humano”.
De Ignacio Sánchez Cid (q.p.d.), Director de Comunicación Social, cuando Jiménez Macías era el Secretario General del SNTISSSTE, refiere “es un personaje muy vinculado a mi vida. Creo que él fue el culpable de mi enamoramiento con la comunicación. Creo que fue una de las etapas en donde el sindicato tuvo una mayor presencia en los medios de comunicación”.
Sobre el tema agrega: “voy a hacer un comentario de buena fe, creo y siento que muchos de los dirigentes del sindicato no han sabido aprovechar el instrumento de la comunicación, no solamente para poner al sindicato en una posición muy importante ante la opinión, sino también  para lograr mejores avances, me parece fundamental destacar esto”.
“Por eso soy un convencido –enfatiza- que no es asunto de quién está en comunicación social, sino quien está en la cabeza, si la cabeza no cree en eso, pues eso no funciona. Un sindicato que no comunica, es una organización que no logra, primero la solidaridad de las luchas que emprende y luego alcanzar plenamente lo que se propone”.
Para finalizar, destaca, “si me preguntaran ¿qué hubiera sido si no hubiera sido lo que soy? o ¿si volviera a nacer qué me gustaría ser? quisiera volver a ser tal como soy, pero le agregaría algo más, ser periodista y comunicólogo”.

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